“Somnolencia asistida para una sensación animal ”
Bienvenidos sean los dolores de piernas, el rojizo de los labios y el perfume impregnado en el cuello de la victima cuando es la ciudad de la furia la que se encuentra a tus pies. Lo verídico yaciendo en las alturas y, está ciudad de la furia, dejándose reconciliar por una larga y extendida noche de deliciosos malditos de antaño; no existiendo las incomodidades sino las fusiones de la adolescencia en estos cuerpos adultos. Estos últimos crecieron creyendo en las musas y los vampiros, las noches desérticas, el rodaje de lo imaginado vuelto en serie realidad.
Que mejor que comenzar la semana con una dosis cerca muy cerca, las frases inacabadas de esa complicidad, justamente de las almas, dejándose humedece los labios para no volverse aceros oxidables, el ruidillo haciéndose presente del deseo bestial y el alimentarse mutuamente porque las casualidades no existen. La cautela de los sentidos en pro de ese alimentarse por lo que han sido enviados allí..
La resentida ciudad adjudicándose de las caricias etéreas que han estado en la mente de ambos durante 6 años. La ciudad prestándose para las almas que deambulan por sus cielos nocturnos en esa búsqueda de la tactividad conativa.
Recordar ese “me libero” es un ejercicio de adolescencia inmanejable. Sentirse descansar en las alturas de igual modo, es un síntoma de liberación post la transición de la agonía de nuestros pasados años y los frutos de nuestros tiempos actuales . No queriendo otorgarme la primera persona, prosigo. El sonido del silencio para aclamar sin palabra alguna que “las musas van a todos lados” se encuentra en el trasfondo de la diminutiva conciencia de cada ser, pero mejor aun, las musas “están” en todos lados dado que la inmensidad de los inconscientes del ser y, para esa somnolencia asistida generada en el masculino ser no existen remedios.
Tomando en cuenta elixir urbano y somnolencia asistida dan muestra de lo que he sido y estoy siendo. Un autorretrato veridicamente imaginativo e inconformista. La exquisitez perfecta. Recodaos que vuestras transformaciones nocturnas me resultan una sensación de afectividad, por los años que han sido ligados a nuestros requerimientos frente a otros, gracias por el viaje a las alturas donde hemos sido vistos por la ciudad de la furia.